martes, 23 de diciembre de 2008

De relecturas e indios



Uno de los derechos inalienables del lector es releer. Un servidor no lo hace nunca, salvo contadas ocasiones. Hace un tiempo lo hacía con una mayor frecuencia, cosa que me sirvió para conocerme un poco mejor, llegando así a la conclusión de que si releer supone caer en una sucesión de decepciones, es mejor vivir del recuerdo de un libro y del momento (bueno o malo) que dicho libro te prestó. Es cierto que ciertos títulos son atemporales y, los leas cuando los leas, tienen el poder de sumirte en la misma atmósfera, llevarte por las mismas sendas, e incluso por otras más hermosas y desconocidas que las de la primera lectura…, pero como esas dotes adivinatorias no están a mi alcance, me conformo con la primera vez (aviso que esto no lo hago en el aspecto sexual… ríanse, por favor).
Por darle utilidad a alguna de estas fallidas relecturas, les conmino a disfrutar de las obras de William Camus (hasta donde yo sé, no le vincula lazo sanguíneo alguno con Albert Camus). De ascendencia india norteamericana, William Camus, nos aproxima al lejano oeste americano, donde la convivencia entre los nuevos colonos, las leyendas nativas y lo salvaje de esta época, empapan de exotismo la lectura. Por citarles algunos títulos de este autor (que creo pueden encontrar en muchas bibliotecas, no me atrevo a decir si está descatalogado o no; no lo he consultado), lean El fabricante de lluvia (me hechizó), Uti-tanka, Pequeño Bisonte, Una india en las estrellas o Azules contra grises. Y si les place, jueguen a indios y vaqueros.

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