martes, 15 de noviembre de 2011

De botones y pedradas







A esos nostálgicos que se liaban a pedradas en cualquier descampado.

- ¡Hombre, Alfonso! ¿Cómo te va?
- ¡Mira! ¡El Chino! ¡Qué elegante! ¡Con traje y todo!
- Ja, ja… Quién me ha visto y quién me ve, ¡¿eh?!
- Ni que lo digas… Acostumbrado a recordarte con la cara tiznada y las rodillas desolladas…
- Je, je… ¡Anda calla, que tu eras peor! ¡Llevabas de mugre en aquella gorra…!
- Ja, ja, ja… Como sólo tenía una, había que sacarle todo el partido…
- ¡Y de pocos golpes que no te habrá salvado, pájaro!
- Ja, ja, ja… Su función hacía, no creas que no… Ja, ja, ja
- ¿Te acuerdas cuando liábamos aquellas guerras en el solar del barrio?
- ¡Vaya! ¡La de veces que nos habremos zurrado allí! ¡Menudas guerras!
- Piedras, latas, palos… ¡Y hasta huesos de aceituna! ¡Todo lo que pillábamos a mano!
- Y al día siguiente llevábamos mercromina hasta en el ombligo… Ja, ja, ja.
- Manolo El Repeines siempre se llevaba la peor parte… ¡Qué pringao era!
- Ja, ja, ja… Si no le abrimos la cabeza cien veces no se la abrimos ninguna…
- Aquello sí era jugar…
- Pobre… Creo que ahora está en el paro…
- Ea…, la vida no cambia, sigue tan perra como siempre…

La guerra de los botones.
Louis Pergaud.
1993. Madrid: Anaya

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