jueves, 2 de abril de 2015

¡Feliz Día del Libro Infantil!


Hace doscientos diez años, tal día como hoy, nació Hans Christian Andersen, el único hijo de un humilde zapatero que escribió como adulto lo que le hubiera gustado vivir siendo un niño… ¿O quizá fue al revés? Tal vez escribió con sus palabras de niño lo que vivía como adulto… ¡O mejor aún! ¡El niño y el adulto siempre fueron de la mano!... Y entonces, se preguntarán: ¿Andersen era uno de los nuestros? A lo que diré (después de haber leído una de sus autobiografías titulada El cuento de mi vida sin literatura) que, seguramente lo fue en un tiempo en el que todavía era muy difícil ser un monstruo, uno de esos hombres que soñaban como niños.
Les puede sonar paradójico que siempre sean los adultos quienes escriben para niños, quienes ilustran para niños, quienes editan para niños, quienes compran para niños, quienes leen para niños, quienes cuentan para niños…, pero también les diré que no todos los adultos pueden hacerlo (recuerden a esos grandes novelistas, a las grandes estrellas de la literatura para adultos que han intentado escribir cuentos para los pequeños lectores y que, al final, han salido más que escaldados), ya que para contar, leer, comprar, editar, ilustrar y escribir para niños hay que llevar un niño prendido al alma.
Así son los monstruos y así lo seguirán siendo mientras haya niños que sigan leyendo, que sigan creciendo y que sigan siendo niños.











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