miércoles, 20 de diciembre de 2017

Terminando el trimestre con el bullying


En un par de días damos por finalizado un primer trimestre que ha sido bastante movidito en lo que a muchas parcelas vitales se refiere, pero como el aquí firmante se dedica a la llamada educación, dejaré a un lado la política, la cultura o la ciencia para adentrarme en los asuntos turbios y movedizos de mi ámbito laboral (no sea que me tachen de entrometido, que aquí ya se sabe...).


El tema educativo más controvertido de los últimos tiempos en cualquier centro escolar es el del bullying. Mitologías aparte (los que trabajamos en esto sabemos que los bulos están a la orden del día), las puertas de colegios e institutos se han convertido en salas de lo penal en las que se destripan a padres y profesores, a culpables y víctimas, en definitiva a todos los actores de acoso escolar. Las diferentes facciones se significan sin ningún pudor -más todavía cuando hablamos de localidades pequeñas donde todo el mundo se conoce- y la cosa se va de madre en detrimento de aquellos alumnos que sufren insultos y vejaciones de todo tipo, además de complicar todavía más las vías de intervención existentes por parte de los centros y las administraciones competentes. Vamos, que los humanos gustamos de echar mucha leña al fuego y meter mierda por cualquier recoveco sin tener consideraciones para con quienes se ven envueltos en situaciones tan desagradables y que tanto perforan a niños y familias... Así que mi recomendación es que se dejen los chismes y los grupos de guasap (¿Quién los inventaría? ¡Yo no tengo ni uno! ¡Malditas sean esas mesas de camilla virtuales!) e intenten atacar el problema con un mínimo de decoro y sensibilidad.


Hecho este llamamiento traigo a esta palestra dos álbumes ilustrados que me han llamado bastante la atención por sus coincidencias entre sí: Afuera de Mari Kanstad Johnsen (Niño Editor), un título que recibió mención en la ultima Feria de Bologna, y Es tu turno, Adrián de Helena Öberg y Kristin Lindström (Ediciones Ekaré).
Ambas tienen formato de novela gráfica, seguramente por hacer más comprensible unas historias que se dilatan en el espacio y el tiempo. Las dos también son obras realizadas por autores nórdicos, algo que denota cierta preocupación por un problema muy patente en las sociedades occidentales que se traduce en las creaciones culturales como pueden ser en este caso los libros infantiles.


La tercera y más llamativa coincidencia es la de utilizar como hilo conductor un animal (N.B.: Algo que también sucede con un tercero, Jane, el zorro y yo, de Fanny Britt e Isabelle Arsenault, del que ya hablé en este lugar de monstruos). Mientras que en Afuera, el mamífero escogido es el conejo, en Es tu turno, Adrián, las autoras se decantan por un perro. Mientras que en el primero ese conejo es un vehículo directo para que la protagonista sea capaz de integrarse en su entorno, en el segundo, el perro no deja de ser un elemento transformador, una forma indirecta para buscar recursos para hacerle frente a la soledad a través de la imaginación, algo que también tiene su símil en la obra de Arsenault.


En lo que se refiere al estilo de estas obras hay que decir que son bastantes dispares. La obra de Kanstad Johnsen esta elaborada sobre una paleta limitada de colores planos y sin volúmenes (escenas donde prima el azul para recrear la atmósfera marítima nocturna son las mejores), y usa la edición digital. En cambio, las ilustraciones de Kristin Lindström tienen un carácter mucho más artesanal y alternan el uso del color con el del grafito para hacer referencia a los estados anímicos del protagonista.


Por último y aunque puede parecer una cuestión sin mucho peso, quiero hacer referencia a los episodios de silencio que acontecen en ambas narraciones pero que tienen un significado distinto. Largas pausas que en una historia introducen expectación, y en la otra enfrían todavía más la palpable soledad, esa que a veces pesa sobre todo en las aulas o los patios de recreo.


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